¿Cómo hacer para que la transición del colegio al instituto sea exitosa?

¿Cómo hacer para que la transición del colegio al instituto sea exitosa?

UNICEF acaba de pedir un Pacto de Estado para acabar con la exclusión en las aulas. Se basan para ello en su último estudio sobre educación en España, y acaban de hacer público un informe en el que se evidencia que España aún está lejos de lograr la inclusión educativa. Según se recoge en el mencionado trabajo, la escuela (en nuestro país), que es uno de los pilares educativos básicos, no logra que alumnas y alumnos de Secundaria establezcan vínculos sólidos con los procesos educativos. 

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La transición entre etapas educativas debería ser un proceso, no un simple cambio.

Sabemos que nuestra tasa de abandono escolar es altísima (en el 19 por ciento), así que según la ONG “es urgente y necesario” abordar el problema. Uno de los temas pendientes es la facilitación del tránsito de Primaria a Secundaria, deficientemente trabajado en nuestras aulas. La investigación ha contado con participación de muchos jóvenes, y llama la atención que ellos mismos perciban como un problema el cambio del colegio al Instituto, ya que en la práctica no se trata como un proceso, sino como un simple cambio.  

Una transición que alumnas y alumnos experimentan con desorientación, miedos y dudas… puede que a la par que ilusión. Lo que está claro es que se trata de niños que ya se encuentran inmersos en la adolescencia temprana, y su propio estado vital va acompañado de numerosos cambios en muchos ámbitos; es por eso que UNICEF recuerda la importancia de abordar con mucho cuidado el paso entre ciclos, y especialmente de etapa (Primaria a Secundaria). 

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Desde luego es un tema que “preocupa tanto a familias como a docentes y gestores educativos” (Educaweb), pero ¿se le presta suficiente atención? ¿cuentan con herramientas los docentes para facilitar? ¿atendemos correctamente las preocupaciones de los alumnos? Álvarez y Pareja (2011) hablan de acompañamiento para sustituir el concepto “tránsito” al que nos referimos con frecuencia. Y en este trabajo que les menciona, González y González (2015) realizan una comparativa de las diferencias entre etapas. 

Diferencias a las que el alumnado se enfrenta en solo 2 meses y medio después de haber acabado sexto de Primaria. Entre otras, cabe destacar un clima más centrado en lo académico, más autonomía en el aprendizaje, más de un estilo docente, menos presencia de la familia en la institución, círculos diferenciados de amigos, etc. Por eso plantean la “posibilidad de adaptar en el último curso de Educación Primaria, la construcción de un proyecto profesional y de vida como propuesta de acción tutoríal”, que en cualquier caso debería ser un proceso integral y colaborativo.

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¿Podemos habla de factores de éxito?

A menudo nos olvidamos de la edad que tienen estos menores (11 y 12) y de que las que deberían ser 4 fases diferenciadas se convierten en algunas nociones dadas durante el sexto curso de Primaria + el día de puertas abiertas en el Instituto + la presentación del curso académico con distribución de grupos por aulas incluida (en cuestión de unos meses). Las fases a las que me refiero serían: de pre transición, de cambio, de asentamiento y de adaptación. Es necesaria más comunicación entre maestros y profesores, coordinación de centros, darle valor a los proyectos institucionales e implicar a las familias para que no se desvinculen del proceso; sin desatender por ello a los verdaderos protagonistas del aprendizaje, que son los propios alumnos.

Felisa María Rodríguez Montoya, alumna de la Universidad de Barcelona, leyó en el año 2016 la tesis “Transición de Primaria a Secundaria: factores de éxito”, en la que se detallan los factores predictivos para una transición exitosa. Distribuye tales factores en la Dimensión Personal (por ejemplo las expectativas, el auto concepto, las emociones), y la Dimensión Educativa (más exigencias, más peso de “lo académico”). Llama especialmente atención la referencia a las expectativas de los docentes, que en definitiva (igual que ocurre con las familias, se convierten en “espejos” de los alumnos, y llegan a modelarlos.

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Como conclusión, apoyamos la iniciativa de UNICEF en su petición de un Pacto de Estado educativo, y estamos de acuerdo en la necesidad de trabajar por una transición más armoniosa entre etapas.