Estrategias para mejorar la relación entre padres y docentes

Estrategias para mejorar la relación entre padres y docentes

La relación entre docentes y familias del alumnado es muy importante para conseguir mayor bienestar de las niñas y los niños en su proceso académico, como para apoyar un buen desempeño académico. Existen evidencias de que los alumnos mejoran el rendimiento cuando la comunicación entre sus padre y los maestros es fluida y existe respeto mutuo. En este post daremos unas estrategias sencillas que podéis aplicar. En general la participación en distintas actividades formales e informales del colegio, brinda muchas oportunidades de encuentro, que podemos aprovechar.

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Es decir: hay mayor cercanía cuando se tiene la oportunidad de acudir a distintos actos y eventos como reuniones de Escuelas de Padres, entrega de Premios, reuniones abiertas, etc. Y por supuesto, las dos formas más comunes en las que podremos acceder a los tutores o especialistas que asumen cada año la educación de los peques son las reuniones conjuntas de clase y las tutorías individuales. El principal problema que muchos padres y muchas madres tienen en estos dos últimos casos es la falta de conciliación familiar y laboral, unida a poca flexibilidad de horarios para organizar tales actividades. En cualquier caso existen estudios desde la primera mitad del siglo XX, que analizan la relación entre las familias y la escuela, y la relacionan con el éxito escolar.

Por ejemplo, el informe Coleman de 1966, se explica claramente que “las variables familiares impactan sobre los resultados escolares, en mayor medida que otras”. Hoy en día, no existen dudas acerca de cómo la implicación parental mejora la predisposición del alumno, y también sus resultados. Pero la cuestión pendiente a abordar es ¿qué podemos hacer para mejorar la relación con el profesorado? En primer lugar, hay una idea básica que es la de “cooperación”, desde ese punto de vista es más fácil entender que aún teniendo papeles diferentes en la educación de los niños, aún con opiniones distintas sobre determinados temas, seremos capaces de llegar a acuerdos, en beneficio de los más pequeños.

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Claves para que las reuniones sean fructíferas.

Tanto si nos referimos a reuniones de grupo, como a tutorías, estos tips os pueden ayudar.

Eres madre o padre.

Eres docente.

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¿Cuestión de actitud?

Muchos de los problemas de relación que surgen, tienen su origen en una percepción errónea de la otra persona, y esa percepción a veces ni es contrastada. ¿Cuántas veces se habla mal del profesor en la puerta del colegio? ¿cuántas la actitud de un padre es puesta en entredicho en la sala de docentes? Todas y todos podemos mejorar y enfocarnos más en la colaboración, desde nuestras respectivas parcelas de trabajo.

Para ello, el primer paso a dar es esforzarnos en participar, y si nuestro trabajo nos dificulta esta participación, pidamos cambios de horarios al centro, a veces los cambios no suceden porque no los impulsamos. Una alternativa que tenemos cuando es imposible asistir son las conversaciones telefónicas.

La actitud también va a influir en cómo percibe el alumno a la maestra o el maestro. A no ser que existan problemas graves, sería conveniente provocar el que se conoce como “contagio positivo”. Asumiendo que todas y todos somos personas y somos imperfectos, entendamos que todo docente puede enseñar cosas buenas a los niños, y hablemos en casa sobre el colegio en un tono amable. No quiero decir que debamos dulcificarlo todo, sino que sepamos sacar lo mejor de nosotros mismos, resaltando los valores positivos de las personas a cargo de quienes está la educación de nuestros hijos.

Y cuando surgen problemas reales, que no somos capaces de solucionar en comunicación con el docente, es hora de poner en marcha otros mecanismos (hablar con la directora, con el orientador, con la AMPA, etc.). En definitiva, todas y todos tenemos derechos y debemos ejercerlos, aunque no es necesario pisotear a nadie para hacerlo.

Creo que la base de todo reside en la comunicación: con demasiada frecuencia es pobre y no tiene en cuenta las necesidades de los demás; sinceramente podemos y debemos esforzarnos más en lograr relaciones cordiales y productivas. A veces nos olvidamos que el centro de atención es el niño y no nuestra opinión, que todo lo que hagamos en colaboración con el colegio, debe ir destinado a obtener mayor bienestar para el alumno, y mejorar sus resultados.

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Comunicación: esa gran olvidada.

Los seres humanos somos capaces de comunicarnos con el lenguaje hablado, aportando así una riqueza incuestionable a las relaciones, sin embargo la desaprovechamos con demasiada frecuencia. ¿Qué detalles tendremos en cuenta para mejorar la comunicación?

  1. Escucha activa: es muy importante prestar atención a lo que la otra persona está aportando, porque incluye información que podría ser relevante.
  2. Concreción: en beneficio de la economía del tiempo, pero también para lograr reuniones productivas, conviene centrarnos en las cosas que son realmente importantes (en ocasiones no lo es tanto un problema relacionado con el aprendizaje, como una mala relación del niño con los compañeros).
  3. Cuidado con las formas: “lo que está bien dicho está bien escuchado”. No se trata tanto de evitar nombrar ciertos aspectos, sino de ser correctos en la expresión verbal, y tener en cuenta que nuestro interlocutor es un ser humano.
  4. Ser sinceros: conviene trasladar cualquier tema que pueda ayudarnos a resolver problemas que presente el niño. Es importante hablar claramente, pero sin juzgar, a la otra persona; como lo es visibilizar obstáculos que estemos apreciando. Por ejemplo, el padre asistente a una tutoría individual puede explicar al docente una situación familiar que puede estar afectando al niño (una separación, la enfermedad de un familiar, …); y el docente también puede sacar a relucir un cambio en el comportamiento.

El apoyo mutuo será decisivo en la evolución de los alumnos durante su estancia en el colegio o Instituto, os lo puedo asegurar.